South Korea #SeoulGangnamStyle
Yo sé que no tengo vergüenza, porque ya tiene más de un mes de que regresé de viaje, ya me volví a ir y yo todavía no termino de contarles mis aventuras por Asía, estoy pensando muy seriamente en aceptar colaboraciones para poder cumplir con los tiempos de entrega aquí, pero ya saben que soy muy celoso del blog, y no creo que esté padre llamarme a mi mismo blogger si no escribo mis propios post porque me he enterado de varios casos. Este es el último capítulo de esta miniserie audiovisual, creo que mentalmente no quería escribir este post para no decir adiós, pero pues no me anduve tomando fotos en el frío en balde.
Total que tomamos en Osaka rumbo a Icheon, pueblito donde
se ubica el aeropuerto de Seúl, sé que los aeropuertos asiáticos y
árabes son somo los más modernos del mundo, pero este en particular me
encantó, amplio, moderno, con pista de patinaje para los engendros,
bueno hasta regaderas, y TODO GRATIS, tomamos el metro que
afortunadamente estaba en la misma línea de donde nos quedábamos, y PUM,
pinche frío de -5°C, o sea si sabía que iba a hacer frío, pero uno
nunca está preparado mentalmente para eso, soportable, pero después se
convirtió en un problema.
Japón te arruina la vida, estoy seguro que no hay destino en el mundo
que se le compare, por eficiente, porque la gente es amable y por
limpio, tengo que confesar que conocer Corea no me llamaba tanto la
atención, no era un país que moría por conocer, sólo me daba curiosidad,
terminamos aquí por su cercanía con Japón; conocía generalidades del
país, como que la escritura de su idioma es una de las más eficientes
del mundo, que estaban en eterna guerra con Corea del norte, que de ahí
es una de las protagonistas de Sense8, que son los que más se cuidan la
piel del mundo y claro el Gangnam Style.
La primera impresión de Corea (y por Corea me refiero a Corea del Sur,
porque obviamente está imposible ir a la otra sin que te maten) es que
era un pueblito modernizado, ya sé, estoy loco, pero Corea no la ha
tenido fácil, imaginen que ha sido invadida por mongoles, chinos, rusos y
japoneses, la península estuvo ocupada por Japón hasta que se terminó
la 2° guerra mundial, y después de eso el norte estuvo apoyado por la
Unión Soviética y el sur por los Estado Unidos, bla, bla, bla, Corea
sigue separada desde entonces; imaginen el crecimiento
acelerado de Seúl, digamos que al ritmo que ha crecido Santa Fe, pero
bien hecho y sin escatimar en gastos.
A diferencia de Japón Corea tiene más arraigada su identidad, supongo
que es algo que no se dieron el lujo de perder después de tanta
invasión; nuestra primera parada fue Gyeongbokgung, un inmenso palacio
custodiado por guardas imperiales, muy al estilo inglés, tuvimos la
suerte de presenciar el famoso y colorido cambio de guardia.
Los contrastes de Seúl, de modernidad y tradición son todavía más
radicales que en Japón, la gente tiene costumbres de pueblo, les juro,
siembran lo que pueden en las jardineras de sus casas, hay señoras en la
calle vendiendo verduras, hay más puestos de comida callejera por
kilómetro cuadrado que taquerías en la Ciudad De México, los Coreanos me
hicieron sentir un poco más en casa, bueno son más normales, respetan,
aunque no te sorprendas si te dan un empujón; las calles de Seúl son más
sucias que las de Tokio y tienen hasta tu propio Tepito lleno de
productos de China procedencia.
Seúl es una ciudad dinámica y llena de energía, los coreanos son unos
alcohólicos que gustan del so-ju con cerveza a cualquier hora, tendré
que decir que son amables, pero no les gustan los extranjeros, se siente
raro y feo que la gente que se sienta junto a ti en el metro prefiera
ir de pie que a tu lado :(
Pero creo que lo que más me impresionó fue su relación con la guerra,
Corea está habituada a la guerra, en las estaciones del metro hay stands de mascaras de gases, por aquello de que al vecino incómodo
se le ocurra bombardear.
Corea lo hace muy bien, si a moda y belleza se refiere, las
oferta de diseño es muy variada y las tiendas de belleza me hicieron
sentir con los poros abiertos y la piel más grasa del mundo, las señoras
ven tutoriales de de belleza más que programas de cocina. Y si de
cocina hablamos, la comida es deliciosa, ramen, barbacoa, dumplings y
hasta pollo estilo kentuky, no sé si es a propósito, pero los coreanos
saben mezclar lo mejor de la comida de todo el mundo.
Todo esto por $200 pesitos por persona. |
Y seguro se están preguntando ¿Hay que vender los riñones para visitar Corea? para sus sorpresa NO, aunque estuvimos en la capital del país, ha sido uno de los destinos más baratos que he visitado fuera de México, los precios son muy parecidos a los de la Ciudad De México, incluso me atrevería a decir que mucho más bajos en algunas cosas.
No pondría Corea como una prioridad de
vida, pero si tienen la oportunidad de visitar este maravilloso país les
juro que no se van a arrepentir, yo tengo que regresar porque como les contaba el principio el frío hizo de las suyas, nos enfermamos horrible y ya no pudimos ir a la DMZ (zona desmilitarizada, que funge como la frontera con Corea del norte) ni a esquiar.
Con este post me despido de la aventura asiática y si creyeron que no tenía snaps se equivocan se los dejo para que este post sea más audiovisual.
PS: Muchas gracias a mi amiga Karla que me acompaño en esta locura de viaje, que me tomó fotos pero sobre todo me soportó tantos días sin dejarme de hablar, creánme que a veces hasta ni yo me soporto, ella se merece un aplauso, la neta.